Explorando aplicaciones de la miseria humana

Pareciera que el sol jugara a partir mi concentración, entre el neoliberalismo y un par de excusas perfectas de relleno.

Tras de mí, migajas; sobre mí, cebo para un mal cazador. Me he pintado la frente con plumón permanente, dibujándome un smile al estilo cortavenas. Mi experimento consiste en si la lástima recolectada serviría como fuente de energía renovable.

Salgo a la calle con libreto aprendido: tres esposas, seis hijos y cuatro amantes con cinco más. Y de regalo,a cambio de su lástima tan jugosa, les dejo un "hecho de la vida real": nunca seré feliz. Más de alguno pondrá cara de "pobre" o "ten fe", pero ¡ay de aquel que ose mirar hacia sí mismo! Recomendaría no hacerlo si no me dieran monedas de un peso tan sólo para no darme su lástima. Pensar que hasta en eso son egoístas. No hay tiranía que quiebre así.

Vagando encontré un par de "promos" de felicidad prefabricada, volví a mi cárcel de lujos, tan vacío como llenos mis bolsillos de miseria.

Y sí, el inventor de problemas había llevado a ecuaciones la modelación de lo que él llamaba "su obra maestra". Pero debía hacer una aproximación: "... llevando al límite la expresión cuando la esperanza tiende a cero, obtendremos la máxima eficiencia del artefacto".

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Como dice mi mentor: "Usamos la naturaleza como inspiración para realizar grandes inventos; usamos al hombre, para destruirlo. "

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fotografía de http://www.repubblica.it/speciale/2004/festival_fotografia_roma/images/r_03.jpg