jueves, diciembre 03, 2009

Hélice

La vida no se da en círculos, si no que en hélices. Creemos volver sobre nuestros pasos, pero ya nada es lo mismo: ni el lugar, ni las personas, ni el tiempo. El tiempo ha hecho que el cambio se consagre en cada rincón de nuestras vidas. Ni siquiera los recuerdos perduran intactos. Cada vez que recurrimos a ellos los distorsionamos, los perdemos, trozo a trozo. La vida va en hélices porque creemos repetir las situaciones, pero somos distintos e intentamos jugar a cambiar nuestro pasado, a hacer las cosas mejor y redimirnos, a demostrarnos que hemos aprendido, que aquellas caídas no han sido en vano, que sí hay un sentido, etc etc.

viernes, abril 10, 2009

La tercera venida

De fondo se escuchan cantos
gritos en el aire
júbilo a través de los prados
y manos abiertas


Su camino se hace al andar
y a paso bendito
se apodera de vuestro mundo
de los hombres marchitos


La primera vez lo cruxificaron
la segunda, no le creyeron
ha venido por tercera vez
y le antecede la gloria

Lo siguen a mares llorando
le temen ateos y creyentes
en sus manos vive la esperanza
y con su fe
él mueve montañas

Sepa el mundo que ha venido
a abrazarnos y perdonar
a cambiar imposibles y salvarnos
a amar
a ser amado
y en la tierra
darle paz a los hombres.

lunes, marzo 16, 2009

Travesía (16/03/09)

Silbo y brinco sobre prados
levantando mi arboleda
recorriendo los escaños
escaleras escaleras

Silbo y ruedo sobre cerros
deslizándome en laderas
enterrando los viñedos
devorándome cadenas

Silbo y lloro haciendo ríos
hago diques sin madera
aro mares con mis manos
me imagino las sirenas

Silbo y grito a cielo llano
ronco y grito, tierra tiembla
brisas suaves y tornados
les entrego paz y guerra.


Silbo canto grito ruego
oro aro lloro siento
brinco ruedo caigo cedo
sueño vivo amo temo.

martes, marzo 10, 2009

Debadys (10/03/09)

Despertar clavando la mirada en el techo
esperando
buscando en los recuerdos
abrazando imágenes
deseando que sueños eclipsen la realidad
y que como nuevo día
sea nuevo

Vacío hay cuando amanece en la conciencia
ecos crecen y buscan claridad
las normas esperan ser creadas
los seres buscan ser normados
y yo
en mi cama
me ausento en el vacío

Vértigo sobre mí
las alturas me atacan en picada
el lienzo se abre y no espera
me abraza y me rechaza
amanecer tiene consecuencias
y no siempre las quiero

Siempre soñé ser un Ícaro
volar sobre el mar
apuntar a las alturas
ser más que un mortal con vértigo
más que un mediocre y un vago
y hoy
que tengo alas adultas
recuerdo que tengo miedos
pero sé
que mi vuelo es inevitable
y mi horizonte, infinito.

martes, febrero 24, 2009

Caminantes (24/02/09)

Tres tristes caminantes cayeron
uno de soledad
otro de aburrimiento
y el menor y poco reservado
de pasión

A veces los ves
en rostros ajenos
indecisos y oxidados
tristes caminantes vagando
se devoran el paso del tiempo
pero siempre borran sus huellas
evitan ser rastreados

Chocas con ellos, o ellos sobre ti
pero siempre
siempre es una coincidencia encontrarlos parados
no se detienen a ver los milagros nacer
no existe la espera en su camino

Ellos nunca descansan
ellos buscan lo perdido
siempre pierden lo vivido
forasteros en su propio camino
viajeros que huyen de todo lo que encuentran

Si alguna vez te cruzas con ellos
-y de seguro lo harás-
observa que nunca sonríen
han olvidado por qué caminan
pasan su vida sin destino
evitándose

Tres tristes caminantes van
cayendo por el camino
de hambre
de pena
de olvido.

lunes, enero 26, 2009

I

Gabriel sacudió de su mente recuerdos inciertos y perturbadores. Era el tercer día después de la primera vez que contempló el páramo. Algo en él pareció cambiar, una pregunta latente, tal vez, que emergía a través de sus ojos y reprimía un grito. Había vuelto proque sabía que debía regresar, al menos sentía ese irracional y estúpido concepto de "presentir". Se sentó junto a un par de rocas lisas que servía de referencia en medio tanta ausencia y exhaló como resignado a ser conciente de sí mismo en ese lugar. Cerró los ojos por un momento, y al abrirlos, se puso lentamente de pie. Barrió con la mirada de oeste a este todo lo que sus ojos le permitieron y levantó su mirada. Habían pasado muchos años desde la última vez que un ungido había cantado en el páramo.

En el horizonte, un grupo de hombres en albornoces caminaban hacia él. Había sido escuchado.